La pamelización de la política.

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Publicado en Diario La Hora

La fascinación que ha generado la Pame, con sus ocurrentes declaraciones la convirtió en el blanco de las criticas, colocando a una hasta no hace mucho joven profesional desconocida, en las secciones y programas de opinión de los grandes medios de comunicación. El efecto viral de #AyPame hizo que se convierta en el centro del debate de las ultimas semanas.  Pero, ¿y los problemas que teníamos antes de que aparezca la Pame? ¿Terminaron?  Lamentablemente no, siguen ahí y cada vez se agudizan más, pero al mismo tiempo parece que la visión de los periodistas y los ciudadanos se nubla cada día más o simplemente otros problemas no son tan entretenidos de observar.

La Pame es una cortina de humo que disipa las criticas directas al régimen, es una pera de box en donde el ciudadano común, a través de redes sociales, descarga toda su frustración contra las políticas del gobierno; durante un tiempo el blanco de los ataques fue el pintoresco Freddy Elehrs con sus sesiones de yoga y su fruta fresca al medio día, pero el personaje se desgastó y fue necesario renovarlo. Es una marca registrada, un producto más de la estrategia mediática del gobierno. Un juego del gobierno, en donde Correa es dueño del balón y decide hasta cuando se juega y bajo que condiciones, un chivo expiatorio es siempre bienvenido a la cancha, para que la opinión pública olvide que exista solo un 13% de asambleítas menores de 29 años, cuando representamos el 35% del padrón electoral. La política ha sido banalizada o lo que es lo mismo pamelizada, para que obviemos colocar en el debate, la alta tasa de bachilleres sin poder ingresar a la universidad o el porcentaje de despidos y desempleados sean más altos en los jóvenes.

Es ahí cuando deberías actuar para plantear problemáticas que vayan mas allá de la coyuntura de las próximas elecciones y que nos garantice un cambio de paradigma para las próximas generaciones, que tome el ímpetu de justicia y voluntad de cambio que debería guiar el camino de la juventud involucrada en política; y no el personalista interés de obtener quince minutos de fama, que les garantice ser los testaferros políticos del gobierno de turno.

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